En el momento de confeccionar esta sección he tenido que escoger con cierta dificultad, ya que la cantidad de mujeres que hay en nuestra ciudad y merecen estar aquí, son tan numerosas que lo dificulta al máximo. Ha sido una casualidad fortuita que se dio tras realizar un viaje a Zamora, al pasar sobre el embalse de Ricobayo (muy seco), me hizo recordar la muerte accidental en su camión por inmersión, de Isaac de la Mata. Lo que hizo inclinarme por seleccionar a su madre ya que además es familiar de otras de las "distinguidas matronas" de nuestra ciudad. A la vista de sus reseñas las Sras. CLAUDIA y TOMASA (en esta sección), se verá que cuentan con sobrados méritos para estar aquí y hacer honor al título.
Claudia Blanco Mendaña 1900- 1980:
Esta "Gran Matriarca Bañezana" conocida como Claudia Blanco Mendaña, nace en agosto de 1900, en Luyego (falda de El Teleno- León), llegando muy jovencita a nuestra ciudad. Los aires bañezanos le son favorables y contrae matrimonio con Domigo de la Mata Fraile.
No tardando en comenzar a tener hijos con gran insistencia de la Cigüeña que, al parecer, le gustaba la Gaseosa que producían. Pues casi sin darse cuenta como muestra la fotografía debajo, ya estaban con cuatro y, como se verá más adelante, seguiría una dotación que, haría alucinar a cualquier joven matrimonio de esta época.
No hay que olvidar que ya con esos cuatro darles de comer, calzarles, vestirles, cuidarles y escolarizarles; era tarea de titanes y, no se diga cuando terminaron de llegar tamaña cantidad de hijos/as...
Familia Blanco - De La Mata, al por menor:
No tardando en comenzar a tener hijos con gran insistencia de la Cigüeña que, al parecer, le gustaba la Gaseosa que producían. Pues casi sin darse cuenta como muestra la fotografía debajo, ya estaban con cuatro y, como se verá más adelante, seguiría una dotación que, haría alucinar a cualquier joven matrimonio de esta época.
No hay que olvidar que ya con esos cuatro darles de comer, calzarles, vestirles, cuidarles y escolarizarles; era tarea de titanes y, no se diga cuando terminaron de llegar tamaña cantidad de hijos/as...
Familia Blanco - De La Mata, al por menor:
Se puede apreciar en la fotografía que lo ilustra al matrimonio Domingo y Claudia, con cuatro de los hijos/as mencionados, para ese momento.
¿Quién iba a pensar en esos días que la familia Blanco- De La Mata, se iba a convertir en una de las más numerosas de La Bañeza?
¿Quién iba a pensar en esos días que la familia Blanco- De La Mata, se iba a convertir en una de las más numerosas de La Bañeza?
El matrimonio procrea 13 hijos/as nacidos y un parto fallido, cuyos nombres son: Domingo +, María, Vicente, Nieves, Tita, Josefina +, Nino +, Isaac +, Trinidad y Mariano.
Fotografía de Claudia y Domingo para la obtención del Carnet de Familia Numerosa:
Otras hijas ya difuntas fueron: Nieves, Trinidad y Elvira. Esa cantidad de hijos/as han llegado a formar una "amplia familia", cuya saga necesitaría un libro para ser descrita. Razón por la que el apelativo de "Gran Matriarca", le viene muy bien aplicado a esta insigne matrona que mucho amó a La Bañeza.
Domingo De La Mata nacido en 1899, muere el 14 de febrero de 1955, dejando toda la carga de velar por los hijos a su esposa Claudia por años.
(Fotografía facilitada por Vicente De La Mata)
Con la Sra. Claudia y sus descendientes, tuvimos y conservamos muy buenas relaciones con todos, ya que la vivienda y su fábrica de gaseosas, situada en la falda del Polvorín, era paso habitual para nosotros. Y que como se verá más adelante, supuso recibir una lección dolorosa para quien esto escribe
Una de las penosas situaciones vividas fue un suceso que ocurrió aleccionador para mi. Teniendo yo alrededor de seis años y habiendo estrenado unas zapatilla blancas, al bajar hacia el centro de la ciudad para realizar un encargo, pasé por la casa de la familia de la Mata donde funcionaba una fábrica de gaseosas. Hacia su lado izquierdo había una charca con agua donde (lo supe de forma dolorosa), se arrojaban los cascos de las gaseosas rotas. Pero, mira por donde, una cerradura que había en el fondo, llamó mi atención y me hizo quitar las zapatillas para no mojarlas. Entré a por el trofeo y cuando regresaba, se me clavaron vidrios en cada pie, lo que me dolió muchísimo. Cogi mis zapatillas en la mano y berreando volví descalzo y pisando sobre la tierra a mi casa.
Al llegar y ver mi estado, se formó una revolución y entre las vecinas: Manolita y la Sra. Quica su madre, la Sra. Tomasa, Delfina..., y una de mis tías venida de visita desde San Esteban de Nogales, decidieron que había que llamar al médico porque las heridas se habían llenado de tierra, por andar descalzo. Llegó D. Julio Tagarro y realizó un buen trabajo; limpiando por dentro las profundas heridas (el dolor era tremendo), así como las correspondientes curas. Lógicamente, con ambos pies vendados y la recomendación de estar tranquilo y en reposo, pasé una temporada adolorido en el cuerpo y en mi yo interior, por ser tan idiota. ¡Cuántas veces recordamos el incidente!
Ni que decir que la Sra. Claudia informada por su parienta y mi vecina Tomasa, estuvo visitándome y como me llevaba unas pastas, me hizo olvidar las penas y me recomendó que había que mirar siempre donde se ponían los pies. Pues como ella tenía tantos hijos, siempre tenía que atender golpes, cortadas y roturas de todo tipo. Un abrazo y la petición de que pasara a verla cuando pudiera andar, ayudó bastante a paliar los sufrimientos.
Decíamos que nuestra relación con esa familia, fue y ha sido considerable, siendo además casual que uno de los hijos Vicente, contrajera matrimonio con una de mis primas carnales de nombre Teresa (Teresina) Alonso García.
Recuerdo esta boda celebrada en la casa de mi tía Teresa, porque como la familia Alonso-García, tenía también bastantes hijos de edad aproximada a la mi hermana mayor y mía, lo pasamos estupendamente y a la hora de comer y bailar el ambiente era óptimo.
Estas dos familias reunían una cantidad considerable de personas y se contaba con la chispa y ocurrencias del tío Vicente (Almendro), para pasar momentos inolvidables. Posteriormente, la relación con la familia De La Mata fue mucho más amplia y así ha seguido con la mayoría de sus miembros.
La Sra. Claudia sobrevivió a su marido en varios años, debiendo cuidar y atender a sus numerosos hijos, llegando a alcanzar los 80 años de vida, a pesar de pasar tantas vicisitudes (según nos cuenta una vecina actual y originaria de Luyego algo emparentada con la Sra. Claudia, en el período de nuestra Guerra Civil , se vio obligada a trasladarse a dicha población con algunos niños pequeños, lo que era toda una odisea para entonces). Regresa a nuestra ciudad y emprende labores de crianza e industriales. Falleciendo aquí el 12 de julio de 1980.
Hnos. De La Mata- Blanco celebrando un matrimonio contemporáneo:
Hnos. De La Mata- Blanco celebrando un matrimonio contemporáneo:
Otro de los hermanos con quien tuvimos bastante relación fue Domingo, el mayor de ellos quien estaba de Cartero y repartía por nuestra calle, por lo que cuando emigré para Venezuela y enviaba cartas para mi familia, le faltaba el tiempo para llevar las misivas a la casa boceando: "Pepe, Tina, llegó carta de Pepín y deben ser buenas noticias".
Sobre todo, cuando él por su experiencia sabía que contenía un cheque; entonces, entonaba una canción con letra apropiada que se le ocurría de pronto, lo que alertaba a mis padres que le esperaban para, de paso, hablar unos minutos. ¡Cuántos buenos ratos pasaba yo con él cuando venía de visita y mi esposa me enviaba sus misivas!
Sobre todo, cuando él por su experiencia sabía que contenía un cheque; entonces, entonaba una canción con letra apropiada que se le ocurría de pronto, lo que alertaba a mis padres que le esperaban para, de paso, hablar unos minutos. ¡Cuántos buenos ratos pasaba yo con él cuando venía de visita y mi esposa me enviaba sus misivas!
(Fotografías facilitadas por Tita y familia)
Otra "Matriarca Bañezana" fue Tomasa Miranda Toral, esta nace en 1903 en nuestra ciudad y contrae matrimonio con Agapito Fraile Ruiz, ("Mortero" de apelativo y quinto en edad de Tomasa), también bañezano y protector de los pequeños.
Tomasa Miranda Toral en 1991:
El matrimonio Tomasa y Agapito engendraron siete hijos e hijas, cuyos nombres son: Agapito +, Francisco +, Teresa, Josefa, Domingo, María e Isabel. (El Sr. Agapito era primo carnal del Sr Domingo y padrino de la hija de este; Tita)
La señora Tomasa, además de criar a sus hijos, atendió a casi la mayoría de los hijos de los vecinos. En especial, a los que estábamos más cerca, en la calle Santa Marina Baja del Barrio del Polvorín, (su casa tenía el Nº 22 y la nuestra el 21).
Aún cuando su esposo falleció en 1972 a los 69 años de edad, ella le sobrevivió llegando a alcanzar los 98 años de edad, con una lucidez y fortaleza física, después de lo vivido, que le duró hasta el momento de su fallecimiento en esta ciudad en el año 2002.
Su longevidad y condiciones le permitió poder asistir a numerosos acontecimientos, rodeada de sus hijos, nietos y otros numerosos descendientes, logrando conformar una saga familiar de cierta consideración, como se verá más adelante.
La Sra. Tomasa debido a su experiencia por el numero de hijos que trajo al mundo, ayudó muchísimo aconsejando a mi madre (primeriza), en el período de gestación de quien esto escribe. Hasta el momento en que la sin par Comadrona, Felicidad (La Viva), que atendía, entonces, a las parturientas, consideró llegado el momento de que yo viera la luz exitosamente. (Guardo muy buenos recuerdos de" Feli" de años posteriores).
La Sra. Tomasa fue de ayuda inestimable en la recuperación pos parto de mi madre, y en indicar como debían hacerse las cosa, con este bebe y su evolución. Pero, no sólo lo hizo con mi madres pues esa "Matriarca", colaboró con todas las futuras mamás primerizas del Barrio... Tina, María, Josefa, Felisa, Antonia, Manolita, Delfina, Amelia, Daría, Baltasara, Germelina... En fin, que eso de "Matriarca" le viene muy atinado porque fuimos muchos los cobijados por ella.
La Sra. Tomasa debido a su experiencia por el numero de hijos que trajo al mundo, ayudó muchísimo aconsejando a mi madre (primeriza), en el período de gestación de quien esto escribe. Hasta el momento en que la sin par Comadrona, Felicidad (La Viva), que atendía, entonces, a las parturientas, consideró llegado el momento de que yo viera la luz exitosamente. (Guardo muy buenos recuerdos de" Feli" de años posteriores).
La Sra. Tomasa fue de ayuda inestimable en la recuperación pos parto de mi madre, y en indicar como debían hacerse las cosa, con este bebe y su evolución. Pero, no sólo lo hizo con mi madres pues esa "Matriarca", colaboró con todas las futuras mamás primerizas del Barrio... Tina, María, Josefa, Felisa, Antonia, Manolita, Delfina, Amelia, Daría, Baltasara, Germelina... En fin, que eso de "Matriarca" le viene muy atinado porque fuimos muchos los cobijados por ella.
Tomasa y Agapito en el Parque Juan de Ferreras en 1938:
En el tiempo de impresionar esta fotografía + - sobre 1938, el Sr. Agapito trabajaba al cuidado del parque Juan de Ferreras de nuestra ciudad que, como recordarán aún muchos coterráneos, lucía esplendorosamente. Allí se notaba que la flora era cuidada con esmero, pudiendo también observar; algunos Cisnes y Patos nadando para los visitantes con su clásica elegancia, complaciendo a niños y mayores que solíamos darles algunas migas de pan, para que estos acudieran hacia uno.
Ese parque fue durante muchos años el punto de encuentro de paseantes, al igual que un buen pulmón para aliviarnos de las impurezas que atentaban contra la madre naturaleza.
Recuerdo con claridad al Sr. Agapito con su gorra bien llevada, regresando del trabajo y aupando a las hijas más pequeñas en brazos, interesándose en como les había ido en la escuela y demás... Era un padrote y siempre, tenía un detalle para los vecinitos pequeños.
Con el paso de los años fuimos creciendo y tanto con Quique, como con el resto de sus hermanos, disfrutamos de buena vecindad y, en ocasiones, de los clásicos consejos cuando él como mayor, detectaba que ameritaba advertirnos de algo. Claro que si se trataba de una regañina merecida, enseguida salía la Sra. Tomasa en defensa de nosotros, recriminando a su hijo si la forma era inadecuada.
La larga relación sostenida durante nuestra vecindad con esa familia, suspendida tras mi ausencia, continuó a mi retorno. Claro que anteriormente, al venir de visita temporal al Barrio, una de las primeras casas a visitar era la de la Sra. Tomasa y sus hijos. Ella se ponía muy contenta de verme y, de paso, me daba información de lo que iba aconteciendo en su familia y entre los vecinos. En esos años, todos los vecinos nos llevábamos muy bien y era muy usual, realizar visitas entre una casa y otra y en el Verano, salir a las puertas a sentarse y organizar las tertulias que eran una delicia de camaradería vecinal.¡Tiempos aquellos!
Recuerdo con claridad al Sr. Agapito con su gorra bien llevada, regresando del trabajo y aupando a las hijas más pequeñas en brazos, interesándose en como les había ido en la escuela y demás... Era un padrote y siempre, tenía un detalle para los vecinitos pequeños.
Con el paso de los años fuimos creciendo y tanto con Quique, como con el resto de sus hermanos, disfrutamos de buena vecindad y, en ocasiones, de los clásicos consejos cuando él como mayor, detectaba que ameritaba advertirnos de algo. Claro que si se trataba de una regañina merecida, enseguida salía la Sra. Tomasa en defensa de nosotros, recriminando a su hijo si la forma era inadecuada.
La larga relación sostenida durante nuestra vecindad con esa familia, suspendida tras mi ausencia, continuó a mi retorno. Claro que anteriormente, al venir de visita temporal al Barrio, una de las primeras casas a visitar era la de la Sra. Tomasa y sus hijos. Ella se ponía muy contenta de verme y, de paso, me daba información de lo que iba aconteciendo en su familia y entre los vecinos. En esos años, todos los vecinos nos llevábamos muy bien y era muy usual, realizar visitas entre una casa y otra y en el Verano, salir a las puertas a sentarse y organizar las tertulias que eran una delicia de camaradería vecinal.¡Tiempos aquellos!
Hermanos Fraile -Miranda en la Boda de Isabel el 09-01-1987 en La Bañeza:
Isabel, la más pequeña de las hermanas contrae matrimonio con Antonio, en el año 1987. Ocasión en la que se impresiona la foto que ilustra el comentario, con todos los hermanos Fraile-Miranda. Se hace notar que para el momento de hacer esta reseña, el único de los varones que vive es Domingo, mientras que las mujeres viven todas.
Una interesante faceta de estos hermanos/as es que, ellas, en particular, han debido heredar los genes de la longevidad de la Matriarca, pues las mayores ya están entradas en años y lo llevan bastante bien. Es más, estos hermanos/as, han ido formando una "numerosa y gran familia", por lo que le viene muy acertado formar parte de la selección matriarcal.
La Sra. Tomasa celebrando con descendientes a edad avanzada:
Puede apreciarse a la "Matriarca" Sra. Tomasa, habiendo pasado bastante de los 90, en la que se evidencia sus condiciones, atenta al fotógrafo, bien peinada y risueña, porque es mujer y le gustaba salir bien.
Recuerdo con claridad una visita que le hice cuando la Matriarca vivía con su hija Tere, en la vivienda del IES Vía de la Plata (hacía tiempo que no la veía), ya entrada en años Tere le dice: _"Mamá mira quien te viene a visitar, a ver si le conoces".
La Sra. Tomasa se levantó toda contenta diciendo: - "Es Pepin, ¿Cómo no lo voy a conocer? Vaya alegría que me das. ¿Cómo está tu esposa y Tina y todos?... Fue un bonito encuentro porque con su lucidez, recordamos algo de aquella romería en la que debió intervenir con mis padres, para que me dejaran acudir, ya que como no me daban el permiso, acudí a la "Matriarca" que logró lo que quería y hasta me preparó ella el bocadillo para la merienda.
Muchas otras anécdotas podría contar de las que ella fue partícipe y cuán contenta se ponía, cada vez que la iba a visitar. Máxime que ella sabía que eramos vecinos de su hija menor Isabel y su esposo Antonio . Lo que servía para comentar entre ambos un sin fin de cosillas. Pero, casi siempre rememorando alguna vieja historieta del Polvorín.
Vaya este modesto reconocimiento a estas "Grandes Matriarcas Sras Claudia y Tomasa", porque su ejemplo de ayudar a todos, sea seguido por quienes le precedemos y que, yo, en particular, siempre les agradeceré merecer sus aprecio y atenciones.
José Fernández García
Recuerdo con claridad una visita que le hice cuando la Matriarca vivía con su hija Tere, en la vivienda del IES Vía de la Plata (hacía tiempo que no la veía), ya entrada en años Tere le dice: _"Mamá mira quien te viene a visitar, a ver si le conoces".
La Sra. Tomasa se levantó toda contenta diciendo: - "Es Pepin, ¿Cómo no lo voy a conocer? Vaya alegría que me das. ¿Cómo está tu esposa y Tina y todos?... Fue un bonito encuentro porque con su lucidez, recordamos algo de aquella romería en la que debió intervenir con mis padres, para que me dejaran acudir, ya que como no me daban el permiso, acudí a la "Matriarca" que logró lo que quería y hasta me preparó ella el bocadillo para la merienda.
Muchas otras anécdotas podría contar de las que ella fue partícipe y cuán contenta se ponía, cada vez que la iba a visitar. Máxime que ella sabía que eramos vecinos de su hija menor Isabel y su esposo Antonio . Lo que servía para comentar entre ambos un sin fin de cosillas. Pero, casi siempre rememorando alguna vieja historieta del Polvorín.
Vaya este modesto reconocimiento a estas "Grandes Matriarcas Sras Claudia y Tomasa", porque su ejemplo de ayudar a todos, sea seguido por quienes le precedemos y que, yo, en particular, siempre les agradeceré merecer sus aprecio y atenciones.
(Las fotografías para ilustrar la reseña han sido facilitadas por Isabel y Tere)
José Fernández García
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